1.025 AÑOS DE PRESENCIA

Domingo del Cuerpo y Sangre de Cristo. Ciclo C
22 junio, 2019
Horario habitual de verano. Julio y Agosto
27 junio, 2019

Me gustaría compartir con vosotros lo que para mí significa,  la presencia de San Pelayo en nuestra Iglesia bajo el altar, de una manera especial en este año en que celebramos los 1.025 años de su presencia entre nosotras.

El hecho de tenerlo bajo del altar y bajo de la cruz , es algo que lo vivo muy especial,me evoca vida. Después de estar año tras año, día tras día mirando la urna, el altar y la cruz cada vez que entro en el coro, desde hace tiempo, siempre me evoca lo mismo. Su entrega se une a la nuestra. Tener a San Pelayo entre nosotras me habla de la “encarnación” de la Pasión de Cristo.

La cruz colgada delante del altar en el baldaquino es el misterio pleno que celebramos en cada eucaristía sobre el altar.    Por un lado de la cruz, Cristo clavado en ella, muerte y pasión, por otro lado de la cruz, la faz de Cristo que me habla de resurrección y gloria

Misterio Pascual que se hace presente en la Eucaristía cada día, y cada vez que oramos y rezamos los salmos en la liturgia de las horas.

La presencia de San Pelayo es como la “encarnación” de ese misterio Pascual que cada día rememoramos. Es el testigo de Jesucristo. Es evangelio encarnado en la vida de un niño que supo mantenerse fiel a la fe  hasta la muerte.

Su presencia entre nosotras,  es una llamada a encarnar el evangelio en nuestra propia vida, a ser testigos de la vida de Cristo, a seguirlo cada día desde nuestra vocación concreta que nos ha sido dada, hasta dar la vida por las hermanas. Pues sin ellas es vana la fe.

Que la presencia latente de san Pelayo, en el corazón de la comunidad,   nos ayude a vivir la fe encarnada, en lo cotidiano de cada día, hasta que el Señor Jesús la lleve a su Plenitud.

Si quieres unirte a la celebración de la Eucaristía en Rito Hispano-Mozárabe mañana, día 26 de junio, solemnidad de San Pelayo, estás invitado. Tienes una cita a las 19h. en la Iglesia del monasterio.

San Pelayo, niño mártir, testigo del Amor, intercede por nosotras y por todos los que se acercan hasta ti pidiendo tu intercesión.