Así os envío yo.

Y JESÚS, ASCENDIÓ AL CIELO
15 mayo, 2021
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17 mayo, 2021

Ascensión del Señor

 

 

Con la fiesta de mañana, termina el período de cuarenta días, que separan el momento de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo de su Ascensión. Este es también el momento de la separación definitiva del Maestro, de sus Apóstoles y de los discípulos. En un momento tan importante Cristo les confía la misión que Él mismo ha recibido del Padre y ha comenzado en la tierra«Como me envió mi Padre, así os envío yo» (Jn 20, 21), les dijo durante el primer encuentro después de la resurrección.

En este momento se encuentra en Galilea, según lo que escribe Mateo: Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado, y viéndole, se postraron, aunque algunos vacilaron, y acercándose Jesús, les dijo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; id, pues, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar cuanto yo os he mandado. Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del mundo” (Mt 28, 16-20).

Las palabras del ángel: «Galileos, ¿qué hacéis mirando al cielo?» no contienen por lo tanto una advertencia, sino un velado reproche: no hay que quedarse mirando arriba, al cielo, como para descubrir dónde va a estar Cristo, sino más bien vivir en espera de su retorno, proseguir su misión, llevar su Evangelio hasta los confines de la tierra, mejorar la calidad de la vida en la tierra, a otra enteramente espiritual. Los discípulos necesitaron de un periodo de adaptación a la nueva forma de presencia de Jesús en la Iglesia, sólo perceptible por la fe. De una forma de percepción sensible hubieron de cambiar a una experiencia interior. La subida a los cielos a los cuarenta días significa el cambio de una presencia sensible en que estará con nosotros todos los días, hasta el final de los tiempos (Mt 28,20)

Todo ser humano es morada de Dios porque, un día, no sólo “la Palabra 〈Jesús) se hizo carne…” sino que además, habitó en nosotros.
Por eso Jesús nos dice hoy a cada uno en particular:
Ahora vivo en ti que me escuchas,
en ti que me rezas, en ti que me necesitas,
en ti que me amas…
Ahora vivo en ti si me dejas amarte.