Siguiendo el camino… 4º domingo de Cuaresma

IV Domingo de Cuaresma. Laetare. Ciclo B
10 marzo, 2018
Recibe, Señor, a Sor Julia según tu Promesa
10 marzo, 2018

 

En la oración de este domingo, pedimos al Señor que nos ayude a fin de que con fe viva y entrega generosa podamos disponernos a celebrar la Pascua ya muy cercana. Este domingo está lleno de gozo, de confianza. Estamos caminando hacia la plenitud de la Navidad que es la Pascua.

La encarnación de Jesús es encarnación redentora y tiene su punto final en el misterio de la muerte y la resurrección de Jesús en el misterio de su exaltación.

Este texto exclusivo en el cuarto Evangelio, es un fragmento de la conversación nocturna de Jesús con Nicodemo. El primer intelectual convertido a la fe cristiana. Acude a Jesús «de noche»,parece referirse tanto a la noche física porque no quiere que se sepa su simpatía con Jesús, como a la oscuridad interior porque no entiende, está perplejo ante los signos de Jesús.

Jesús dice a Nicodemo: “Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre para que todo el que crea en él tenga vida”. También nos habla hoy de la luz: el que realiza la verdad se acerca a la Luz.

Jesús es, antes que nada, el «regalo» que Dios ha hecho al mundo, no sólo a los cristianos. Sólo quien se acerca a Jesucristo como el gran regalo de Dios, puede ir descubriendo en todos sus gestos, con emoción y gozo, la cercanía de Dios a todo ser humano. Su amor al hombre

La razón de ser de la Iglesia, lo único que justifica su presencia en el mundo es recordar el amor de Dios. Lo ha subrayado muchas veces el Vaticano II: La Iglesia «es enviada por Cristo a manifestar y comunicar el amor de Dios a todos los hombres». Nada hay más importante. Lo primero es comunicar ese amor de Dios a todo ser humano.

 

 

rezandovoy

Ora 30´