Esperándote

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Esperándote…

Un solo acontecimiento se desarrolla en el Mundo: La Encarnación del Hijo de Dios.

“Desde los orígenes de la preparación mesiánica hasta la Parusía, pasando por la manifestación histórica de Jesús y las fases de crecimiento de su Iglesia, un solo acontecimiento se desarrolla en el Mundo: la Encarnación, realizada en cada individuo por medio de la Eucaristía”.

                                                  Teilhard de Chardin
El Medio divino, pág.132. Ediciones Taurus, 1967

 

¿Qué sentido puede tener todo esto? ¿Hacia dónde caminamos? Comparto sencillamente, mi modo de sentir, este texto, que encuentro muy apropiado, no solo para animar, fortalecer e iluminar, sino también para entrar en el cercano tiempo de adviento, como preparación a la fiesta del gran día de la Navidad. Todos los cristianos celebramos con gozo, ese acontecimiento del nacimiento de Jesús. Pero sin olvidar que, como todo nacimiento, ha necesitado una larga preparación como gestación. El tiempo de la preparación para que naciera Jesús, fue tan largo que coincide con los orígenes del mismo Mundo.

Es como la primera fase, hasta la manifestación histórica como niño-Dios, («bajo la forma de un pequeñuelo entre los brazos de su Madre”). Ha sido una fase concreta, en que Él vivió en la Humanidad, como Hombre concreto.

Mas, como ese Jesús de Nazaret, es el Hijo de Dios, el acontecimiento de su nacimiento en nuestro Mundo es, sobre todo, manifestación de Dios mismo, que tras la larga preparación continúa desarrollándose, tras su Resurrección, hasta el final del tiempo, la Parusía. En la fase intermedia entre la Resurrección de Jesús, y el final del tiempo, con su llegada final, están todas las fases de crecimiento de la historia del Mundo, envueltas en la luz que Dios sigue irradiando desde el foco central de la Iglesia, aunque muchos no lo conocen, o no lo reconozcan. Ahí se sigue desarrollando ese acontecimiento de la Encarnación, a pesar de todas las pasividades, los desórdenes y las limitaciones de nuestras existencias.

Una gran pregunta  puede surgir en nosotros, como le sucedió a María: ¿Cómo puede ser eso?  (Lc 1,34). Los cristianos creemos, como afirma el autor de la frase de donde parte mi sencilla reflexión, que “Por medio de la Eucaristía”.

Diríase que hay un velo sobre nosotros… Mas dice el Profeta Isaías (25,7): Dios…arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos.