HIJO DE DAVID, JESÚS, TEN COMPASIÓN DE MÍ

Oraciones disponibles
19 octubre, 2021
Oraciones disponibles
25 octubre, 2021

Mc 10,46-52. XXX Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo B 

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

 

Jesús de Nazaret vino a despertarnos y desde entonces estamos amaneciendo a pesar de tanto adormecimiento nuestro. La curación de Bartimeo es el último milagro del Evangelio de Marcos. Última y necesaria es esta hermosa historia; Un mendigo de luz, de horizontes y de compasión. Levanta la voz por encima del ruido de la multitud que lo ignora, solo y en la oscuridad grita su desesperada esperanza. Hay dentro del cuerpo, energía, dolor, necesidad. Y aquí hay tres palabras de la multitud: ánimo, levántate, te llama: anunciar la compasión de Dios equivale a consolar la vida, ponerla de nuevo en pie. Y el tercer ministerio: te llama, escuchó tu clamor y ahora pronuncia tu nombre. Marcos nos ofrece una de las síntesis más hermosas de cada discípulo: anímate, levántate, te llama por tu nombre. Y todo de repente parece excesivo, exagerado, Bartimeo  no se quita el manto, lo tira. No se pone de pie, salta. La fe es la multiplicación de la vida, un exceso ilógico y bello, la vida en plenitud. Y le seguía por el camino. ¿Cómo es tu experiencia? Cuenta tu historia viendo en la Luz de Jesús, tu luz.

Tú vales
mucho más que todo el oro.
Tú eres el aire que respiro,
mi razón, lo primero, lo mejor que me ha pasado, mi Señor. Ixcis

Lee, medita, ora, contempla.