IV Domingo del Tiempo Ordinario. B

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25 enero, 2021
3 de febrero. Fiesta de San Blas
1 febrero, 2021

Rafa Nadal, ante una madre desesperada, que ha perdido a su hija, detienen el partido hasta encontrar a su hija Clara.

Mc 1,21-28.

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.»
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

 

… Jesús y sus discípulos juntos. Jesús fue a la Sinagoga a enseñar y se quedaron asombrados de su doctrina, porque enseñaba con autoridad. Asombro ante Jesús, escuchándole con un oído, atento, asombrado.  «Attonitis auribus» (Regla de San Benito). Y allí, había un hombre que “tenía un espíritu inmundo”. Y Jesús se sumerge como curador en la vida herida. Con  dos palabras: «Cállate y sal de él.» 

Habiendo leído este Evangelio, vino a mí, una acción de Rafa Nadal: “Los gritos de una madre que había perdido a su hija entre el público y pedía ayuda a un miembro de seguridad hicieron que Nadal se percatara de la situación y detuviera el partido de exhibición que estaba disputando (2016). Se paró el partido hasta que encontraron a la niña Clara, que llorando corrió hacia su madre y se unieron en un abrazo. Y Nadal sonriendo, siguió el partido. Cada gesto cuenta. “La gloria de Dios es que el hombre viva” (Ireneo de Lyón). Cuando el mensajero y el mensaje coinciden. Prosigue en el bien.  

Lee, medita, ora, llama a Jesús