ME SEDUJISTE SEÑOR, Y ME DEJÉ SEDUCIR.

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JESÚS. Rembrandt

XXIV Domingo del T. Ordinario. Ciclo B. Mc 8, 27-35.

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el camino, preguntó a sus díscípulos: ¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos le contestaron: Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.
Él les preguntó: Y vosotros, ¿Quién decís que soy?
Pedro le contestó: Tú eres el Mesías.
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos: El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días. Se lo explicaba con toda claridad.
Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: ¡Quítate de mi vista, Satanás! Tú piensas como los hombres, no como Dios.
Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.

 

Jesús, nos pregunta, me pregunta. Y yo recojo dentro de mí, hilos de encuentro. «Me sedujiste Señor y me dejé seducir». (Jer 20, 7-9) Dios es para mí, un aliento constante, una luz siempre nueva, una profunda bendición en mi vida. Cada día el Señor me abre el oído, y me deja ver su sueño. Y me pregunta ¿Me ayudas? Y yo sonriendo, le sigo. En los días fáciles y en los días recios, siempre con El. 
Cuando Abrahán muere, tiene ante sí sólo un hijo. Isaac. Sin embargo conservó la fe. Abrahán ama a Dios más que las promesas de Dios. ¿Pero Abrahán es feliz? Sí. Porque la «felicidad» es todo aquello cuyo deseo te mantiene vivo.

«Bello es el rostro de la luz, abierto sobre el silencio de la tierra; bello hasta cansar mi corazón, Dios mío. Despiértame, Señor, cada mañana, hasta que aprenda a amanecer, Dios mío, en la gran luz de la misericordia».  Amén. 
Lee, medita, ora, contempla.