Este domingo celebramos la fiesta de la Ascensión del Señor. Es cuando Jesús nos asigna una misión.
El día de su Ascensión al cielo, Jesús dijo a los Apóstoles: “Seréis mis testigos” Id por todo el mundo y proclamad la Buena Noticia a toda la creación.
Somos nosotros hoy los llamados a dar este testimonio ante el mundo, como María, la primera y singular testigo de su Hijo y de su amor misericordioso, la primera y singular evangelizadora que proclama la buena noticia a los pobres, los excluidos, los enfermos, la buena noticia de que son amados por Dios en el Hijo de sus entrañas virginales. Esta vocación y llamada es siempre actual, y quizá más actual hoy, que vivimos tan necesitados de Cristo.
La fiesta de la Ascensión del Señor es entonces la fiesta de la Verdadera esperanza para los cristianos y en general para todos los hombres, pues cuando Cristo envía a sus apóstoles al mundo, quiere hacer que su mensaje llegue precisamente a todos los hombres, rotas ya las barreras y todas las fronteras, hasta hacer de la humanidad una sola familia salvada por la Sangre de Cristo. Cristo no sube solo, somos parte suya, y por lo tanto, algo nuestro ya está en la casa el Padre, esperando la vuelta de todos para sentarnos con Cristo a ese banquete que se ofrece a todos los que fueron dignos de entrar al Reino de los cielos.
«Anímate,comienza nuestra tarea. Ser testigos»