San Benito hoy

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Quizás los rasgos más notables de san Benito sean su profundo y amplio sentimiento humano y su moderación. Lo primero se revela en muchas anécdotas registradas por san Gregorio. Lo vemos en su simpatía y cuidado por el más sencillo de los monjes; su prisa por ayudar al pobre godo que había perdido su azada; su pasar horas durante la noche en la montaña para evitar a sus monjes la carga de acarrear agua y así quitar de sus vidas una “causa justa de molestia”; quedarse tres días en un monasterio para enseñar a uno de los monjes a “quedarse quieto durante la oración como los demás monjes”, en vez de salirse de la capilla y vagar por ahí “buscando ocuparse en asuntos terrenales y pasajeros”. Permite al cuervo del bosque vecino acercarse diariamente, mientras los demás están cenando, para alimentarlo él mismo.

Su pensamiento siempre está con los ausentes. Sentado en su celda sabe que Plácido ha caído en un lago; tiene una visión en la que acontece un accidente a unos constructores y les manda avisar; en espíritu y en una especie de presencia real, está con sus monjes.

A lo largo de la narración de san Gregorio, siempre aparece como el mismo hombre amante de la paz, quieto, gentil, digno, fuerte, que gracias a la sutil fuerza de su simpatía se convierte en el centro de las vidas e intereses de todos los que lo rodean. Lo vemos en el templo con sus monjes, durante la lectura, a veces en los campos, pero más normalmente en su celda donde los mensajeros frecuentemente lo hallan “llorando silenciosamente en su oración”, y durante las horas de la noche de pie “junto a su ventana en la torre, ofreciendo a Dios sus oraciones”. A veces también, como lo descubrió Totila, está sentado fuera de la puerta de su celda, o “ante el portón del monasterio, leyendo un libro”.

La vida de San Benito, “sigue cruzando la historia, hasta hoy”. Su regla de vida es acogida por jóvenes de todos los tiempos, que quieren seguir a Jesús así, “de otra manera, fascinados por este modo de vivir el evangelio. “Ven y verás…” Sigue diciendo Jesús a los que llama. Si no conoces, no puedes responder.

“Cuando el Señor nos llama no piensa en lo que somos, en lo que éramos, en lo que hemos hecho o hemos dejado de hacer.  Al contrario: Él, en ese momento que nos llama, está mirando todo lo que podríamos dar, todo el amor que somos capaces de contagiar”.  El mensaje de Papa Francisco fue claro y contundente, “deja una huella en la vida, una huella que marque la historia”, nuestra historia y la de otros muchos.

Benito nos ha dejado un retrato de sí mismo en su descripción del abad ideal.

(Regla de san Benito, cap.64)

 

El jueves 21 Fiesta de San Benito.  Si quieres compartir nuestra liturgia

Laudes a las 8,30 h. mañana

Eucaristía   12,00 h.     «

Vísperas       7,00 h. de la tarde