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El Espíritu es quien lleva a Jesús al desierto. En todos los acontecimientos de su vida Jesús actúa movido por el Espíritu. A nosotros también nos invita a ir, con Jesús, al desierto.
Lugar de búsqueda, de decisiones, de austeridad, de escucha, de discernimiento, de oración, de reflexión, de encuentro con uno mismo y con Dios.
Lugar de misericordia y amor: “De ti recuerdo tu cariño juvenil, el amor de tu noviazgo, aquel seguirme tú por el desierto” (Jer.2,2)
Para mantenernos en este ambiente hay dos lugares que nos pueden ayudar:
ORA30´https://Ora30´Delegación Asturias
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