San Pelayo

Sin documento sobre la fundación del Monasterio, sabemos que nuestra Comunidad ya estaba en este lugar de Oviedo en el siglo X (año 994) cuando son recibidas aquí las reliquias de san Pelayo, mártir.

Conviviendo con el mártir san Pelayo, queremos ser testimonio de que «tu gracia vale más que la vida» (Salmo 62).

El niño, de trece años, se mantuvo firme en su fe y su dignidad, sin dejar que el poderoso abusara de él. Su muerte nos compromete a perdonar, a profundizar en el misterio del perdón.

Del vientre a la prisión vine en naciendo,
de la prisión iré al sepulcro amando,
y siempre en el sepulcro estaré ardiendo.

(Sonetos líricos. Francisco de Quevedo)