I Domingo de Cuaresma B
Mc 1,12-15.
En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
… Dejarnos llevar por el Espíritu.
Estar a la escucha de Dios, es una constante de la actitud de Jesús. Puede ser tu hoja de ruta. Vuelve tu mirada a Dios, como Jesús. Adéntrate en Dios. Deja que Él, te renueve interiormente. En la Cuaresma, estemos más atentos a «decir palabras de aliento, que reconfortan, que consuelan, que estimulan», en lugar de «palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian» (Carta enc. Fratelli tutti, 223). Y oramos para “… avanzar en la inteligencia del Misterio de Cristo y vivirlo en su plenitud”. O. Colecta
Lee, medita, ora, contempla.