«Yo os conozco»

III Domingo de Pascua. A
25 abril, 2020
IV Domingo de Pascua. A
2 mayo, 2020

 

 

Jesús, Buen Pastor, es hoy la figura dominante del evangelio. Quienes oían a Jesús conocían la tradición del profeta Ezequiel. «El buen pastor no huye ante el peligro, vela por las ovejas, las llama por su nombre, busca la oveja perdida, pone sobre sus hombros a la herida y no se apacienta a sí mismo».

El Profeta anunciaba cómo debían de ser los dirigentes de Israel, con una imagen muy bella y comprensible para un pueblo de campesinos. El icono entrañable del Buen Pastor, cargando sobre sus hombros la oveja perdida, se representó desde los primeros tiempos del cristianismo. El Buen Pastor hoy nos habla cómo deben ser sus ovejas: las que escuchan su voz, conocen su acento y le siguen. En el contexto pascual, esta alegoría nos dice cosas importantes. Jesús condujo a los suyos ayer, y los conduce hoy y siempre. Los cristianos deben tomar conciencia de la actualidad y centralidad de la persona de Cristo resucitado que no deja de conducir él mismo, personalmente, a su Iglesia.

Escuchar la palabra y conocer a la persona, en el lenguaje bíblico, significan creer y encontrarse en intimidad. Él entrega su vida por ellas y además les da, por encargo del Padre, la vida eterna de tal manera que nadie podrá ya arrebatarlas de su mano. Esta imagen nos es familiar en la Iglesia; no deja de conducir él mismo personalmente a su Iglesia. Si bien elige a unos pocos como guías, nadie le sucede y nadie le suplanta o sustituye. Él sigue viviendo junto a los suyos siempre. Los que él designa y llama, le personalizan a él. Lo cual conlleva una muy humilde despersonalización de ellos mismos. Son él y esto exige obrar como él.

Deja un espacio, para el «encuentro con Jesús», podemos escuchar unas preguntas: ¿Quién es Jesús para mí?

¿Quién soy yo para Jesús?

 

 

Ora30

rezandovoy