EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ESTÁ SOBRE MÍ

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Claudio Pastro

Lc 1,1-4;4,14-21. III Domingo del T. Ordinario C

Ilustre Teófilo:
Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».

 

          Lucas nos cuenta la escena de Nazaret, casi a cámara lenta, para hacernos comprender la extrema importancia de este momento. Todos los ojos están fijos en Jesús, él enrolla el volumen, lo pasa, se sienta. “Hoy se cumple la Palabra que acabáis de oír”. Es el hombre soñado por Isaías, libre, de mirada luminosa y penetrante, pobre y alegre, y que sus días son benevolencia y acogida.  En este Domingo de la Palabra, haz un acto de fe, recibe a  Jesús. Tú, harás tu experiencia, la mía es que me sostiene y me ilumina con sus valores y su acción.

         En la sinagoga de Nazaret es la humanidad la que se levanta, la que retoma la corriente hacia la alegría, la luz, la libertad. En estos tiempos recios de pandemia, con unos índices de pobreza  de 11 millones de excluidos bajo la lupa de Cáritas. En estos tiempos de increencia, ¿podremos abrirnos a esta Luz de Jesús?  Yo, lo deseo. «El Espíritu del Señor está sobre mí». Lee, medita, ora, contempla.