«Herederas de su espíritu»

V Domingo de Cuaresma B.
20 marzo, 2021
Ora 30. Oraciones disponibles
22 marzo, 2021

San Benito entregando la Regla

 

 

San Benito es un hombre que ha preferido la soledad para construir la civilización. Un hombre que ha buscado encontrarse con Dios para encontrar más profundamente al hombre de hoy; un hombre que enseñó a los demás los caminos del verdadero encuentro con el Señor. Aún hoy nos habla de su plenitud interior, contemplativa. Es extraño que un hombre que buscó vivir como eremita al inicio de su nueva vida, después, debido a las circunstancias, se vio llamado a vivir en el cenobio y a ser Padre de los monjes, «un hombre llamado tan fuertemente a la soledad, a la interioridad.”

Sin embargo interesa sobre todo a la Iglesia, la Iglesia que somos nosotros, que nosotros expresamos y vivimos, la Iglesia, sacramento universal de salvación. A esta Iglesia, plenamente inserta como levadura, sal y luz en el mundo de hoy como en el de ayer, interesa el mensaje contemplativo de San Benito. A esta Iglesia que es comunión, comunión fraterna como pueblo de Dios, comunión con los Pastores, comunión abierta al mundo que debe ser salvado, interesa el mensaje de San Benito que fue un hombre de intensa comunión, que amó la comunidad e hizo de la vida monástica una “escuela del servicio divino” (RB Prol 45),

    San Benito busca la soledad, pero para construir la comunión. Cuando llega a Roma, joven aún, siente que Roma no está hecha para él, en su ardor juvenil tiene necesidad de otra cosa: abandona los estudios y se traslada a vivir en la soledad en Subiaco. Allí vive en relación íntima con el Señor, hasta que vienen a tomarlo para hacerlo abad de una comunidad de monjes; luego retorna a su soledad. San Gregorio dice una frase preciosa, a propósito de este regreso de San Benito, después de la experiencia en aquella comunidad de monjes, que habían querido envenenarlo, volvió al lugar de su amada soledad, y allí solo, solo bajo la mirada de Dios, “habitavit secum”, es decir, habitó consigo mismo.

San Benito, Padre de pueblos y monjes, con corazón agradecido te canta, hoy la Iglesia y con ella, herederas de tu Espíritu, las comunidades de la Congregación de Santa Hildegarda, con el deseo de seguir manteniendo ,con fuerza, los valores que San Benito y nos ha dejado escritos en su Regla.