I Domingo de Adviento B

Domingo XXXIV del T. O. A. Jesucristo Rey del Universo
21 noviembre, 2020
Ora 30′. Oraciones disponibles aquí
30 noviembre, 2020

Mirad, vigilad, velad + Mc 13, 17

Mc 13, 33-37.

Jesús dijo a sus discípulos: “Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.

Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!”

 

El ejercicio de la vigilancia
Un hermano fue al desierto de Escete a visitar al
patriarca Moisés para pedirle consejo. El anciano le dijo:
«Anda, ve a tu habitación y siéntate, la habitación te lo enseñará todo».

 – Apo 500 [Alf, Moisés 6]

Sentarse en el kellion, la habitación monacal, era para los
patriarcas un importante ejercicio espiritual. 

Lo fundamental es que no huyas
de ti mismo, que permanezcas ante Dios tal como
eres». Siéntate en tu cuarto
durante media hora. No leas ningún libro, ni siquiera
la Biblia. No pienses en nada concreto. No medites ni
recites ninguna oración. Tu tarea consiste únicamente
en sentarte en la presencia de Dios, observando lo que se
despierta en ti. Los monjes definen ese ejercicio también
como nepsis, «vigilancia». Es, esperar en tu
cuarto que todo en ti, se vuelva tranquilo
y transparente.
Siéntate ante Dios, y así,
sentirás y verás la Luz.  

Ábrete a esa Luz, y sigue sus pasos, pronto será Navidad.