IV Domingo de Adviento. B

Ora 30′. Oraciones disponibles aquí
14 diciembre, 2020
Ora 30′. Oraciones disponibles aquí
22 diciembre, 2020

Monasterio de San Pelayo. Oviedo

Lc 1,26-38.

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.

 

… El primer anuncio de la gracia del Evangelio se hace en la normalidad de un hogar, sin testigos, en la vida de una joven mujer, María. Ella nos muestra cómo dar espacio en nuestra vida a la entrada de la luz. La meta más alta que se puede alcanzar en la vida es permanecer en silencio y dejar que Dios hable y actúe interiormente. 
El Ángel nos repite también hoy para nosotros las tres palabras esenciales: «Alégrate, no temas, la vida vendrá». Con tu silencio, guarda, abraza, a tantas personas con las que estás unida, aunque estén lejos. Llénate de este acontecimiento: Dios actuando en María, y también en ti.