LA HUMILDAD, EL LUGAR ADECUADO

ORAR SIEMPRE
18 octubre, 2025

Lc 18,9-14.

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:
“Oh Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

 

El publicano se abre, como una puerta entreabierta al sol, a un Dios más grande que su pecado, a un Dios que no merece, pero al que acoge. se abre a la misericordia. Creerse más que los demás, nos cierra a Dios. “Todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.

Lee, medita, ora, contempla.

 

Monasterio de San Pelayo
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles. Puedes encontrar toda la información aquí.