“Pudo más porque amó más”
La frase es hermosa. Pero ¿no nos recuerda la del Evangelio? Al final del episodio del fariseo y la pecadora, Lucas indica la palabra de Jesús: “Quedan perdonados sus muchos pecados, porque muestra mucho amor” (Lc 7,36-47). Y más arriba, al comparar Cristo a los dos deudores, pregunta: “¿Quién de ellos le amará más?” La frase de Gregorio se inspira visiblemente en ese precedente. Así como en el Evangelio de Lucas el amor y el perdón de los pecados se condicionan mutuamente, en el relato de Gregorio el amor y el poder sobre el corazón de Dios van parejos. Uno es la medida del otro. Ilustración de la Vida de San Benito. El Milagro de Santa Escolástica. (P. Pedro Subercaseaux, osb.)
El fariseo y la pecadora, Benito y Escolástica… ¡Que el santo nos perdone esta comparación! Por más desagradable que parezca, se impone. Gregorio nos invita a realizarla, por su explicación final. La escena evangélica, evocada por esta conclusión, aparece como telón de fondo de la de los Diálogos. En ella, también un hombre y una mujer se encuentran en presencia del Señor y éste resuelve el litigio que los opone en favor de la mujer. Las lágrimas de Escolástica orando nos hacen pensar en las que derrama la pecadora a los pies del Maestro. Y la regularidad alarmada de Benito ¿no tiene acaso un aire de parentesco con las reflexiones escandalizadas del fariseo, aquel justo según la Ley?
Para no quedarnos en este paralelo desagradable, observemos que nuestro santo se identifica también con Cristo, en el hecho de que es objeto del amor de su hermana. Así como la pecadora ama a Jesús, también Escolástica ama a Benito. Es Benito quien representa el papel del Maestro amado, cuya palabra es larga y ávidamente escuchada, en esta conversación espiritual de la cual la hermana se muestra insaciable.
Escolástica fue su primera discípula.
Si te ayuda, puedes ver el comentario de Cristina de Arteaga. (Jeronima)