Domingo XXVII T. Ordinario. A

Domingo XXVI T. Ordinario. A
26 septiembre, 2020
Ora 30′. Oraciones disponibles aquí
6 octubre, 2020

Cristo.-CLAUDIO-PASTRO-

Mt 21, 33-43.

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: «Tendrán respeto a mi hijo.» Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: «Éste es el heredero, venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia.» Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?»
Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.»
Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?» Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.»

 

Jesús amaba las viñas, adoptó la vid como su símbolo: Yo soy la vid y vosotros los sarmientos. (Jn 15,5). Pero hoy Jesús habla de una viña con una cosecha de sangre y traición. «Este es el heredero, venid, lo matamos y nos quedaremos con su herencia». El motivo es tener, poseer, acumular. Esta embriaguez de poder y dinero es el origen de las cosechas de sangre en la tierra.

Pero Jesús introduce la novedad propia del Evangelio: «El reino de Dios se dará a un pueblo que produzca sus frutos». Y hay un gran consuelo en estas palabras. Produce una cosecha de bondad, un fruto de justicia, racimos de honestidad y, quizás, incluso gotas de Dios entre nosotros. Jesús, danos tu mirada y tu Santo Espíritu.

Lee, medita, ora, contempla.