Domingo XXX del T. Ordinario. A

Mt 22,34-40.

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?» Él le dijo: «»Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.» Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»

… Amarás a tu Dios con todo, con todo, con todo. Y amarás a tu prójimo. La novedad del cristianismo no es el amor, sino el amor como el de Jesús, a la manera de Jesús: cuando lava los pies a sus discípulos, cuando llora por su amigo muerto, cuando cura a la suegra de Pedro, cuando se regocija con el nardo fragante de María, cuando se dirige al traidor llamándolo amigo, reza por los que lo matan, y pretende anular el concepto mismo de enemigo. Amaos unos a otros como yo os he amado. No cuánto, sino cómo. Es imposible amar tanto como Tú, pero es posible seguir tus pasos, quedar seducida por tu vida, poner tu levadura en nuestros días.

Amarás, es un proyecto, de hecho, el único. No es una obligación, es una necesidad de vivir así, como de respirar. Amar, es vivir. Cuida el amor, escucha su voz, que te quiere y te enseña, nos enseña a amar hoy.

Lee, medita, ora, contempla