Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
… Adviento tiempo de hacer breves las distancias, viviendo en espera y estando atentos.
Estar atentos: ¿a qué? Al corazón, porque es la casa de la vida. A los demás, a sus preguntas en silencio y a sus dones, y veremos en ellos la primera chispa de un tesoro. Atentos a lo cotidiano, eco sumiso de los pasos de Dios. Atentos a nacer de nuevo. «Para nacer he nacido» (Pablo Neruda).
Dios nace para que cada uno de nosotros nazca.
Lee, medita, ora, contempla.