Somos monjas benedictinas. Respondiendo a la profunda llamada al soplo interior que nos urge (cf. Job 32, 18-19), buscamos a Dios en nuestro propio ser, el Rostro de Cristo en las personas y los acontecimientos.
Nuestra escucha es silenciosa y atenta a la Palabra de Dios y a la vida. “Dentro de mí hay un pozo muy profundo.” Etty Hillesum.