Nacemos con este libro en las entrañas. Un libro pequeño: 150 poemas, 150 escalones levantados entre la muerte y la vida; 150 espejos de nuestras rebeldías y de nuestras fidelidades, de nuestras agonías y de nuestras resurrecciones. Más que un libro, un ser vivo que habla – que os habla-, que sufre, que gime y que muere, que resucita y que canta, en el umbral de la eternidad. Y que os conduce, a vosotros y a los siglos de los siglos, desde el comienzo hasta el fin… (A. Chouraqui).
Plegarias extrañas, nacidas hace más de dos milenios en labios de un pueblo pequeño y que, desde entonces, no han dejado de ser murmuradas o gritadas en el silencio de los claustros o en el clamor de los órganos litúrgicos, en el secreto de la vida cotidiana o en las asambleas de los pueblos creyentes.
Pero es preciso entrar en su misterio. (Etienne Charpentier)
…Tu Rostro buscaré Señor. Salmo 26. ¡Ven! Si vienes a orar con los Salmos, no quedarás defraudado.
Y si no vienes, recuerda, que aquí, en esta Comunidad Benedictina, de San Pelayo, oramos con todos; por todos, también por ti. Confíate a este Dios que te habita y quiere llenar de sentido tu vida.