Todos los santos, hacedores de paz

ES NECESARIO QUE HOY ME QUEDE EN TU CASA
29 octubre, 2022
«Gran mujer de Iglesia»
1 noviembre, 2022

Mt 5,1-12.

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.»

 

Todos los santos, hacedores de paz. Este año, en un contexto de guerras reales y amenazas de guerra aún más fuertes, las bienaventuranzas son una propuesta de reconciliación abierta a la paz de un cielo que comienza en este mundo: Bienaventurados o santos son ya los hacedores de paz. Las bienaventuranzas son palabras de anuncio gozoso de Reino, pero, al mismo tiempo, ofrecen el más hondo programa de pacificación personal y social del cristianismo. Para el Jesús del evangelio no hay guerras justas, ni pactos militares capaces de crear la paz. Su propuesta de pacificación es más honda: un proyecto y programa radical de santidad cristiana.

Lee, medita, ora, contempla.