Las Comunidades que, este año, celebraremos el Triduo Pascual en ausencia de presbítero, no celebraremos sacramentalmente los gestos de Cristo: su Cena y entrega sacrificial, su Muerte en la Cruz, su Resurrección de entre los muertos volviendo de las tinieblas.
Pero sí celebraremos liturgicamente su Misterio, escuchado su Palabra, su Oración, y respondiendo con nuestra plegaria en la Liturgia de las Horas. La Iglesia en su sabiduría y su comprensión del Misterio de Cristo, lo tiene previsto.
Este año se nos ofrece la posiblidad de unir de manera más conscientemente nuestra oración a la oración de Cristo, que siempre es Pascual. Celebrar habla de Comunidad reunida por la fuerza del Misterio Pascual, es su fruto, y habla de Encarnación.
La entrega de Cristo la podemos reconocer en tantos sanitarios, fuerzas del orden y trabajadores que siguen con sus tareas de servicios, de cuidado a los demás, exponiéndose a un contagio letal. Su muerte en tantas personas que ya nos han dejado.
Su Pasión en los que luchan a diario en los hospitales, sufriendo y / o cuidando.
Su Resurrección en la vida, el amor, la luz… que se abre paso en medio de tanta tiniebla.
Este año se nos llama a celebrar el Misterio de la Pascua intensificando y redescubriendo en todo su valor y su fuerza, la oración de alabanza y súplica de la Liturgia de las Horas. Cristo, se hace presente.
Desde aquí, con Cristo Jesús, unidas a todos.