XIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C

XIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C
29 junio, 2019
XV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C
15 julio, 2019

Carola Rackete

Lc 10, 1-12; 17-20.

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
–La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa.» Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su salario.
No andeis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «está cerca de vosotros el Reino de Dios.»
Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: «Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros.» «De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios.»
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:
–Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.
El les contestó:
–Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.

 

 

 

En la imagen Carola Rackete, capitana de la embarcación «Watch 3», que a sus 30 años, aceptó poner en riesgo su libertad, pero decidió terminar con dos semanas más de sufrimiento en la piel de medio centenar de migrantes náufragos rescatados. La hemos seguido éstos días acercando su barco al puerto italiano de Lampedusa, y creo que esa acción tiene algo del Evangelio de Jesús.  El bien, quiere arraigar en muchas personas. Carola, ¡gracias, te recuerdo, te guardo, yo también te llevo!

Poneos en camino, hoy. En todos los caminos, las ciudades, las casas, las calles, las oficinas, las familias y las comunidades. Anunciar la buena noticia.
Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa. Cuando habléis, que sea buscando el encuentro.  Orar, dejar que Dios actúe hoy. Estad alegres, pero no por el éxito o los logros, sino porque Dios lleva vuestro nombre grabado en su corazón. Deseo vivir difundiendo este Evangelio de vida, de paz y de esperanza. 

 

Lee, medita, ora, contempla.