III Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C

ORAR por la Unidad de los Cristianos
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Gran fiesta del encuentro
1 febrero, 2019
Lc 1, 1-4; 4, 14-21.

Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribir para ti, ilustre Teófilo, un relato ordenado a fin de que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido.

En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la región. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso de pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor». Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Y se puso a decirles:  «Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír».

 

Jesús es la BUENA NOTICIA. Este Domingo nos quiere regalar, «su Espíritu». Vivir con Jesús es encarnar su  ser y su vivir. «No tengamos miedo de acercarnos y tocar las heridas de nuestra gente, que también son nuestras heridas, y esto hacerlo al estilo de Jesús.»  Papa Francisco

Oremos para que  lo recibamos y seamos personas sanadoras, portadoras de vida y buenas.