Domingo XXII T. Ordinario. A

Domingo XXI T. Ordinario. A
22 agosto, 2020
Domingo XXIII T. Ordinario. A
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Mt 16,21-27.

En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.»
Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.»
Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»

 

… Si alguien quiere venirse conmigo … Vivir una historia con él, tiene un comienzo alegre y liberador: «si tú quieres». Se trata de un camino, una forma de ser y de vivir.
Martin Buber resume el viaje del hombre de esta manera: «partiendo de ti, pero no para ti». Otra condición: tomar la cruz, como la acogida de la vida en su realismo. No se trata de inmolarse, se trata de vivir y de hacer vivir. Jesús nos dice cómo lo hizo él: se atreve a tocar a los leprosos y desafiar a los que estaban dispuestos a matar a la adúltera; ama los banquetes y los amaneceres en el desierto, es manso y humilde, cuida y busca a quien se pierde.
Pero, ¿por qué seguirle? Bienaventurado el que, como el profeta, siente: «la palabra era en mis entrañas como un fuego, intentaba contenerla, y no podía.». Jesús, quiere darnos su vida. ¿Cómo hacer para que transmitamos el mensaje de Jesús como una seducción, como una bendición? Sí, me seduces y me sostienes.

Lee, medita, ora, contempla